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Aguinaliu – 312

Altoaragonesa

Aguinaliu fue uno de los incontables municipios creados en 1.834 que, poco después -1.845-, se unió a Barasona (hoy inundado) juntamente con Castarlenas (abandonado) y Pueyo de Maguillén. Barasona y sus anexos se unieron a Graus en 1.920 -30. De Aguinaliu dice Adolfo Castán, Lugares del Alto Aragón, lo siguiente: “Lugar de 32 habitantes en 2.006; en el censo oficial de 2.007 figura con 0 habitantes; a 646 m de altitud. Acceso desde la nueva carretera Barbastro-Benabarre. La primera cita documental data del año 987 y en ella se habla de un pozo de sal. Su ubicación en un declive muy pronunciado le confiere la típica estructura urbana medieval pensada para la autodefensa. Calles angostas y pendientes que descienden en zigzag desde la iglesia atravesando algún pasaje cubierto. Hubo fortaleza en la zona alta pero no hemos encontrado rastro evidente de ella. La iglesia de San Martín es de origen tardorrománico, sustancialmente alterada al abrirse acceso por su cabecera absidial y dotarla de capillas laterales en el siglo XVI; encima se instaló el campanario; contiene yeserías mudéjares deterioradas por la humedad. En la parte baja del casco urbano hay una ermita particular de casa Huguet dedicada al Santo Cristo… Ruinas de la ermita de San Vicente. Molino harinero en ruinas; gran balsa irregular con cubo de excelente cantería que mide unos 2,5 m de diámetro por 7 de profundidad; la sala industrial dispuso de una muela modernizada que sigue sobre el bancal; cárcavo de arco rebajado sin rodete. Los restos de un segundo molino se reducen al muro de la balsa… Cueva de Las Campanas con materiales neolíticos y de la Edad del Bronce”.

El topónimo Aguinaliu ha sido víctima de una alteración formal que conlleva una profunda variación semántica. Desde muy pronto, año 987, se contrapusieron las formas Agui-na-li-u y Agui-la-ni-u, con metátesis de la consonante inicial en las sílabas 3ª y 4ª. La primera, popular y tradicional, queda en el misterio de la lengua ibérica; la segunda, en cambio, preferida por escribas y doctores, nos lleva a “águila nido o nido de las águilas”. ¿Cuál de ellas será la auténtica?. Francisco Salamero Reymundo, autor de una deliciosa obrita El valle del Sarrón, se inclina decididamente por la forma latinista hasta el punto que jamás utiliza Aguinaliu. En la página 24 de dicha obra dice: “Cerrando el valle por el Sudoeste se encuentra el curioso pueblo de Aguilaniu, o Aguilanido, como citan antiguos documentos milenarios, conocido también como Castro Aguilanido y ahora en los documentos civiles erróneamente Aguinaliu, mientras que los de la Iglesia, Diócesis de Lérida, a la que pertenecía hasta hace poco, se le sigue llamando Aguilaniu … Aguilaniu fue pueblo importante, muy relacionado con el Obispado de Roda, y en Aguilaniu se escribió el primer documento civil ribagorzano, en el 987, cuando aún Aguilaniu pertenecía a la Cora ilerdense, sobre unas salinas o puteo salinarum como cita el mencionado documento al que se refirió Abadal y Galtier…”. Otro documento posterior, 1.081-1.093, recogido con el nº 283 en el Cartulario de Alaón (Huesca), de José Luis Corral Lafuente, insiste en el latinismo: … cum suos terminos in castro Aquilanido …, y más adelante …que habeo in Aquilanido…Esta forma documental perdura durante siglos: así, en 1.240, los Templarios de Monzón otorgan una carta de población, entre cuyas firmas se encuentra la de P. de Aguilanit miles. Pero la forma popular y tradicional también llega repetidamente a los documentos históricos, en especial por conducto de un personaje de gran predicamento en la vida religiosa medieval; se trata Arnaldo Poncio de Aguinaliu, canónigo y prior de Roda y luego obispo de Lérida. De este modo, “el 15 de mayo de 1.295 , Poncio y su capítulo habían llegado a un acuerdo con el abad Bernardo y el monasterio de San Victorián sobre un intercambio de posesiones. Roda transfirió a San Victorián la iglesia de Campo y las del valle de Bardají, más múltiples derechos diseminados… Roda, en cambio, se hizo con el valle de Nocellas y las iglesias de Alzamora, Torrueco, Castellazo, Santa Mª de Estet y Santiago de Serraduy” (Manuel Iglesias Costa, Historia del condado de Ribagorza).

Vamos a demostrar que la forma correcta de este topónimo es Aguinaliu, no solo popular y tradicional sino la correspondiente a su etimología. Fueron por tanto los escribas medievales, religiosos o laicos los que cayeron, una vez más, en el error, en la adulteración, guiados siempre por su afán de implantar formas próximas o semejantes a otras latinas y cultas bien reconocidas. Es imprescindible para ello presentarse en Aguinaliu y contemplar su emplazamiento. Pero prefiero que sea un tercero el que describa la impresión captada; esta vez será Pascual Madoz que, por cierto, lo hace con tremenda fuerza y rotundidad. Dice así: “Situado sobre un barranco entre dos escarpados cerros, al pie del que se levanta por el N y S; su posición topográfica es la peor que pueda darse; en el invierno son las 10 de la mañana cuando aún no baña el sol la mitad del pueblo, y a las dos de la tarde queda en la oscuridad más completa; cuenta con 41 casas colocadas en anfiteatro …y a todas sirve de pared por la parte de atrás la misma montaña… Por el pie de las dos montañas y del pueblo corre un arroyo, que tiene su origen a ¼ de hora, en una fuente de agua salada de la que antes se estraía sal…”. Es decir, el sol, en su recorrido hacia el ocaso, no alcanza altura suficiente para que sus rayos incidan sobre las casas del lugar hasta las diez horas, porque un “escarpado cerro” se interpone; poco a poco, aquellos rayos penetran hasta todos los rincones del pueblo –en el fondo del barranco o vaso-, hasta que, a partir de las 16 horas, otro escarpado cerro se interponga y los rayos se eleven sobre el vaso dejando sombras y oscuridad en el fondo.

Aguinaliu es un topónimo ibérico compuesto de cuatro formas: ago-in-ala-iuz(ki). La primera, ago, significa boca y, más concretamente, boca de una vasija. A ella se aglutina in, forma ibérica y primitiva del verbo hacer –vasco antiguo y moderno egin- muy polisémico, que en esta ocasión debemos traducir por pasar o atravesar; el enlace se produce con elipsis al final del primer término: ag(o)in. Sigue ala, como, así; segunda acomodación que muestra, por el contrario, yuxtaposición necesaria. Por último, iuzki, sol, que tiene el sufijo causal unitivo que se aplica a nombres; de aquí que, sin sufijo, descubramos una forma simple y primitiva, iuz, sol; nuevo enlace con elipsis al final del primer término: aguinal(a)iuz. Tan solo cabe reseñar el enmudecimiento de la consonante final /z/, con pronunciación fricativa apicoalveolar /s/, para llegar a Aguinaliu. El significado literal es “el sol pasa como por la boca de un vaso”. Gracias, Madoz.

 

 


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