Toponimia
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La lengua iberovasca dispuso de una palabra importantísima, tanto por su uso en lenguaje ordinario como en Toponimia. Se trata de atx, peña, que tuvo variante utx, y que ha llegado al vasco actual. De ella, como de todas, absolutamente todas las que contienen las consonantes dobles ts, tx, tz, puede decirse que contienen variantes fonéticas locales de las consonantes ibéricas /s/, /c´/ y /z/. Estoy diciendo que, por ejemplo, el iberovasco –tsu se escribía en ibérico –su: que txekor se escribía sekor y que aitz se escribía aiz, como resulta del análisis de más de 200 textos epigráficos. Y no podía ser de otro modo pues la oclusiva dental sorda /t/ carecía de signo propio y aparecía siempre unida a una de las cinco vocales (por ello, en cinco signos). Pero todo esto que, sobre el papel es muy claro, en el lenguaje oral debió de ser bastante más complejo, y parece evidente que al menos aquella tx (representativa de un sonido africado- prepalatal-sordo) determinó un buen número de voces, lejos del ámbito puramente euskérico, que o bien la conservan (raramente) o bien la representan con ch. Así, de txiki-a > chica, de txitxia > chicha, de txirri (chorro) > chirriado (remojado), etc. En la toponimia el fenómeno es más frecuente todavía: de txiro, pobre, Giró o Chiró; de txiri, rizo, ondulación, Chiribeta; de txal, ternera, Chalamera; de tximilo, endrino, Chimillas; del letxe, como, de igual manera, Letxerín; y muchos otros.
Más interesante todavía es, para el trabajo toponímico, el seguimiento de atx en sus diversas manifestaciones o grafías. No puede sorprendernos su presencia ya no en Navarra y País Vasco sino en sus proximidades. Atxer y Atxerito, que estudiamos hoy, pueden aparecer así tanto como en el título. Curiosa resulta la conservación de tx en la variante utx, sumamente frecuente en toponimia balear: Almallutx < (al) malla-utx; Cugulutx < kogo-ula-utx; Albercutx < alber-ki-utx; Ferrutx < perra-utx…; se entiende mejor viendo que tx se conserva asimismo si procede de una generalidad de formas: Torretxí < torre-etxi; Andraitx < andra-itxi; Felanitx < phela-n-itxi; Rafaubeltx < fara-ubeltxe, etc.
En segundo lugar, tras la atx o utx explícitas y completas, la pronunciación según escritura, esto es, sin la consonante /t/. Con la x /c´/ – fricativa prepalatal sorda, fruto de la palatalización de /s/- la encontramos con alguna frecuencia en toponimia, como por ejemplo en Axcorca (Escorca) o Axtaca (Estaca). Mucho más frecuente (3º) es la grafía As –pronunciación fricativa apicoalveolar sorda-, que encontramos en, por ejemplo, Ascaso, Asque, Ascorca, Astaca, etc. Esta inicial as- (documento de 1.184, Ascaso) pasa a pronunciarse (4º) muy corrientemente es-: Escorca, Estaca, Escaso (1.209) e incluso (5º) S- (Scaso, documento de 1.202).
La montaña o Castillo de Acher domina el conjunto del paradisíaco lugar de la Selva de Oza, a la par que contribuye a su espléndida belleza. Una cumbre alargada de roca caliza, de hermosa tonalidad clara, se extiende a modo de muralla con enormes caídas verticales, hasta conectar con empinada pendiente de pedrera, terminada la cual aparecen las grandes manchas verdes y ocres de praderíos y roquedos. La muralla vertical no presenta un frente liso y continuo, sino que, cada poco, una serie de hendiduras conforman torres y muros soldados entre sí, partes integrantes de una inmensa fortaleza natural o conjunto de peñascales. Veamos cómo lo describe y corona Agustín Faus en su obrita Guía de los valles de Ansó y Echo: “Hermosa cumbre caliza que, a pesar de su relativa poca altitud, destaca en Selva de Oza. Es un verdadero castillo natural en lo alto de la montaña. Su ascensión es fácil pero resulta de duro desnivel. En Selva de Oza (1.120 m), tomar la pista forestal que se adentra al este por detrás del campamento Ramiro el Monje. Seguirla durante 1,6 kms. hasta el inicio de un enhiesto camino señalizado que arranca a la izquierda de una curva. Ascender por este duro camino –antiguo arrastre de troncos- siempre en pendiente fuerte entre bosque, hasta dar con otro camino más antiguo y más suave, aunque sin cesar en la cuesta, y que mantiene la dirección sureste. Hay que llegar a un refugio de pastores situado en la linde superior del bosque de hayas (1.740 m). Si hay visibilidad, aquí el itinerario a seguir está muy claro: el Castillo de Acher levanta su cinturón de muros verticales al noreste y en él se descubre fácilmente una escotadura por la cual hay que atacar…. A los 2.000 m se llega a esa canal que, si bien es enhiesta, resulta más fácil de lo que parece… Una vez superada, se ingresa en la parte superior de la montaña, verdaderamente impresionante… Seguir una especie de senda que se marca por la arista de la derecha hasta alcanzar la cumbre más alta de esta terraza situada al noreste (2.390 m.)…”.
Atxer o Acher es una derivación de la lengua ibérica formada por raíz y sufijo. La raíz es atx, peña, ya estudiada. El sufijo es –ero, de concentración, extensión o acumulación. Tras haberlo encontrado presente en muchos topónimos y observar su verdadero significado, es ciertamente insuficiente la definición que de él hace el Dic. Retana: 1: Sufijo que se une a divisiones del tiempo para oficios de adverbio. 2: Sufijo de dimensión. Variedad de –era. Por nuestra parte, aducimos:
-Lapiero < lapa –ero, que da lap(a)ero y Lapiero. Lapa vale por “depósito de arena, de hojas y otros materiales orgánicos que deja una inundación”. Junto al barranco de Lapiero se puede pisar tal acumulación de arrastres o depósitos.
-Yésero < iez (ietz) –ero. Iez vale por “helechos”, y todavía es posible hoy hablar con personas que subían con sus burros a cargar helechos en grandes extensiones del monte.
-Agüero < aku –ero. Aku es raíz (akula, akulo, akulu…) que vale por “aguja o aguijada”, y bien hermosa que resulta la concentración de agujas o mallos, con el lugar a sus pies.
No es necesario seguir: Atxer resulta de la unión de atx + ero, unión que muestra yuxtaposición necesaria. Hay caía de la vocal átona final. El significado es bien evidente: “la concentración de peñas” o, mejor, “los peñascales”.
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