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Abellada – 385 (b)

Altoaragonesa

La carretera del Guarga a Nocito, una vez sobrepasado Lasaosa, continúa en buen estado, y pronto dejaremos a nuestra izquierda la pardina Serraún o Serraal para llegar de inmediato a Cuello Bail. En este punto, dejamos la carretera asfaltada para tomar por el lado izquierdo una pista solo apta para vehículos todoterreno que, no sin alguna dificultad, nos acerca al lugar deshabitado de Abellada, muy próximo al también abandonado núcleo de Azpe. Madoz estudia ambos lugares conjuntamente y les asigna 8 vecinos y 49 almas (1.845). Cristián Laglera, Despoblados de Jacetania – Alto Gállego – Hoya de Huesca, lo describe así: “El pueblo está constituido por tres grandes casonas, dos de ellas (Otín y Lardiés) las encontramos juntas en su única calle. La tercera de las viviendas (Sastre) se encuentra aislada junto al barranco siendo la primera de las tres casas que se amortó. Las tres casas fueron construidas bajo el estilo típico prepirenaico, grandes fachadas y amplias balconadas con grandes ventanas orientadas al sur para poder atrapar mejor la luz solar. Paseando por Abellada y a pesar de su estado ruinoso todavía encontramos detalles de gran interés, como la antigua torre defensiva de casa Otín… Al sur del núcleo se encuentra la iglesia de San Miguel… siglo XVII… Junto a una gran era en la zona de las bordas…”. Un documento de 1.038-1.049, contenido en la Colección diplomática de S. Andrés de Fanlo, de Angel Canellas, explica como Banzo, abad de Fanlo, y los de Abellada conciertan el pago de los diezmos de Abellada por mitades, y se inicia así: “Hec est cartula de illa decima de Avellana”.

Los medios de vida debieron limitarse como en tantas ocasiones a la agricultura y la ganadería. Pero, según nos cuenta el Madoz, “el terreno, débil por naturaleza, lo han hecho casi del todo estéril las avenidas de los barrancos que han arrastrado con sus aguas las mejores capas de la tierra. Produce: centeno, avena, patatas, algunas legumbres, hortalizas, lino y cáñamo”. Observamos que ni siquiera se menciona el trigo, aunque sí aparecen las ruinas de un molino harinero. No parece seguirse de todo ello que la agricultura fuese muy rica o primordial. Contrariamente, sí lo fue la ganadería, y ello por varios indicios: el monte, bastante extenso, debió de ser aprovechado intensamente; el propio Madoz afirma que “cría ganado lanar y cabrío”; las bordas en ruinas son testimonio definitivo y, por encima de todo, el propio topónimo Abellada.

Abel, en lengua ibérica, significado “ganado”, sin mayor concreción. Es voz que hemos encontrado repetidamente (Abella en el municipio de Laspaúles, Ginuábel en el de Fiscal, Abelasia (castro) en Sopeira…). En esta ocasión está perfectamente matizado por el sufijo –ada, que denota “hato” o agrupación, de modo que abel + ada > abelada y, por palatalización, Abellada. El significado no puede ser más claro: “Hatos o rebaños de ganado”.

 


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