Toponimia
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“Sierra Carrodilla (1.108 m de alt.). Forma parte de las Sierras Exteriores del Pirineo. Se extiende por los términos de Olvena, Estada, Graus, Benabarre y Peralta de Calasanz (Huesca). Su altura máxima es el pico Buñero. Jalonada por el río Ésera que ha abierto una profunda garganta en sus estribaciones. En su vertiente norte nace el barranco de La Mora y en el sur el barranco de Las Marcelas, el arroyo Sosa de Azanuy y el río Sosa. Estructuralmente responde a un anticlinal constituido por calizas del Eoceno con núcleo del Cretácico-Triásico” (Gran Enciclopedia de España, que olvida en la relación de municipios el central y más genuino, Estadilla).
Más detallada y actual la descripción que contiene la revista Ecologista, nº 73, verano 2.012. “Enclavada en las sierras exteriores prepirenaicas y con una orientación O-E, la Sierra de la Carrodilla es de las más meridionales del prepirineo. Los afloramientos de rocas calizas han dibujado morfologías kársticas con lapiaces y barrancos excavados por la acción erosiva del agua, destacando el Congosto de Olvena y el barranco de S. Andrés con formas de relieve de elevada singularidad.
La vegetación natural se ve fuertemente influenciada por la orientación de la sierra, desarrollándose formaciones vegetales de solana y de umbría. En las solanas la vegetación dominante es el encinar montano caracterizado por la presencia de carrascas (Quercus ilex, subsp. ballota), con matorrales de boj y otras especies como el guillomo (Amelanchier ovalis), la hepática (Hepatica nobilis) o el eléboro (Helleborus foetidus). Estas formaciones se degradan por la acción de los incendios o el carboneo en matorrales de coscoja o romerales y aliagas. En las umbrías se dan quejigares del grupo Quercus cerrioides… también con boj y otros arbustos como el mostajo, el arce campestre y la uva de oso o gayuba. En zonas altas y húmedas se dan pequeños retazos de pinar de pino albar (Pinis sylvestris), los más meridionales del Pirineo aragonés. Por otro lado existen especies de flora de elevado interés como la oreja de oso (Ramonda myconi) que crece en las umbrías rocosas de la sierra y otras especies raras en Aragón como Convulvulus lanuginosus, Irus lutescens o Linaria bubanii.
Muchas rapaces y un pequeño coleóptero…, buitre leonado, alimoche, águila real, halcón peregrino, águila-azor perdiguera, milano real o el quebrantahuesos… Un pequeño coleóptero Trapezodirus carrodillae…, endemismo localizado en Huesca que no existe en ninguna otra localización del mundo…
La Sierra de la Carrodilla contiene una serie de restos arqueológicos de indudable valor cultural:
-Conjunto ibérico y cultural de La Palomera con restos de época prehistórica (Edad del Bronce, ibéricos, romanos y medievales)
-Barranco de Las Covas con riquísimos materiales pertenecientes al Bronce.
-Santacum. Yacimiento del Salto del Lobo (Bronce, Edad del Hierro inicial, época ibérica, cueva eremítica).
-Yacimiento paleolítico del Magdaleniense inferior de Cova Alonsé (con dataciones absolutas circa 15.000 B.P). Es uno de los pocos yacimientos de esta época en el prepirineo oscense y es referencia para el período aludido, apareciendo en numerosas publicaciones nacionales e internacionales.
-Conjunto de pinturas rupestres del Forau del Cocho y las de la Coveta del Engardaixo que, como parte de las pinturas rupestres del arco mediterráneo, fueron declaradas Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón en 2.001 y Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1.998.”
Este valioso espacio natural y cultural que es la Sierra Carrodilla se ve amenazado sobre todo por los proyectos de explotación de canteras y por el tendido de la línea de 400 KV de Peñalba-Arnero (Monzón) –Isona. Hay fuerte contestación y diversos movimientos asociativos-culturales piden hacer de la Sierra Carrodilla Reserva de la Biosfera, por una parte, y por otra Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA). Quiero recordar que esta Sierra de Carrodilla fue el escenario en que vivieron los dos personajes más entrañables del poeta estadillano Cleto Torrodellas, que en el Romance de Martín y Pascualeta desgrana versos “al natural” de gran belleza, como los que siguen: ¡Virgen Santa de los Cielos!/ cuan la vista tenderé/ per esta pelada sierra/ y a Martín ya no veré. Finalmente, recordaré el muy importante Santuario de la Virgen de la Carrodilla, tanto por su antigüedad, como por su fábrica y, especialmente, por la gran devoción que suscita en toda la comarca.
Pero las descripciones anteriores –al igual que otras muchas que pudiera aportar – no tienen en cuenta, quizá por lo obvio, el carácter más definitorio de esta sierra que, en conjunto, es sumamente áspera. La voz “áspero” se define como “insuave al tacto por tener la superficie desigual como la piedra o madera no pulimentada, la tela grosera. Escabroso, dicho del terreno natural” (Espasa); y en los mismos términos lo hace el Diccionario de la R.A.E. Tomado en su acepción de “escabroso”, la Sierra de Carrodilla lo es en grado superlativo. Hemos mencionado el pico Buñero con sus 1.108 m; pero hacia el este y al oeste, son bastantes las alturas que superan asimismo los mil m de altitud: Cogulla (1.049), Berguilli (1.078), Picón de Fichar (1.026), Campo Caxa (1.008) y otros más. Próximos a alcanzar los mil metros, el número es grandísimo: picos, picas, “picons”, “tozals”, peñas, colladas y cabezos se suceden con escasas interrupciones. Generalmente están flanqueados por barrancos y barranquillos, en número incontable, que atormentan más el terreno; simas, “gralleras”, canteras, cuevas y “foraus”, como los del Cocho, de los Moros, Comagüei, Caballera… Y esta nota de escabrosidad, este terreno tan quebrado fue apreciado debidamente por nuestros antepasados iberos que lo habitaron durante miles de años y, en consecuencia, recogido en el topónimo descriptivo Carrodilla.
Hay una segunda nota asimismo recogida en el topónimo: los inviernos en plena Sierra de Carrodilla pueden ser gélidos, heladores; y no solo por las nevadas o los “pozos de chelo”. Su disposición transversal facilita que los vientos la batan a conciencia, multiplicando la sensación de frío, que llega a ser insoportable.
Carrodilla es una composición ibérica resultante de la aglutinación de tres voces o formas. La primera de ellas es garro, áspero, que requiere una “puesta en escena” especial. Es sabido –lo hemos expuesto repetidamente- que el alfabeto ibérico dispone de 15 signos silábicos: los cinco primeros representan a la oclusiva bilabial sonora /b/ con cada una de las cinco vocales; del 6 al 10, la oclusiva dental sonora /d/ con las mismas vocales; por último, del 11 al 15, la oclusiva velar sonora /g/ con tales vocales. ¿Tres por cinco igual a 15?. Pues no, igual a 30. Cada uno de esos signos o letras ibéricas representa no solo a la consonante sonora sino también a la sorda correspondiente: ba equivale a pa, da vale igual por ta y, asimismo, ga por ka. Las manifestaciones de esta ambivalencia son constantes tanto en los diccionarios de vasco antiguo, como en los textos epigráficos –por lo que debemos hacer la trascripción al alfabeto latino teniendo inicialmente en cuenta ambas soluciones, hasta el momento de “fijar la secuencia” – como en toponimia. Ciñéndonos a la oclusiva velar sorda o sonora que nos interesa en este momento, citaremos algunos ejemplos: guia, cuna, tiene variante kuia; gabe, sin, falta de, tiene variante kabe; sufijo –ga equivale al sufijo –ka; -go es variedad fonética de –ko; gar, llama de fuego, ansia, vehemencia, equivale a kar, y muchísimos ejemplos más. Cuando en un escrito con caracteres latinos topamos con una forma con oclusiva inicial sonora, no debemos olvidar que existirá una “forma oculta” con oclusiva inicial sorda que puede aparecer en cualquier momento, en cualquier topónimo. Esto es lo que sucede con garro, que posee una forma oculta, karro, presente en Carrodilla.
El segundo elemento es la onomatopeya dil-dil, temblar, temblar de frío, quedarse helado. Sin repetición ni cadencia, dil es una raíz que se aglutina a karro mediante yuxtaposición necesaria, dado que la elipsis al final del primer término produciría un grupo consonántico –rrd- de imposible pronunciación. Por último, a modo de broche o firma, el sufijo ibérico –la que indica exclamación y que traduciremos por ¡que…!. En conclusión, karro-dil-la > Carrodilla, cuya traducción, bien expresiva, es ¡qué áspera y heladora!
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